Foto: Javier Armas / Flickr (Licencia Creative Commons)
Las aportaciones conceptuales hechas por el investigador Emiliano Treré son las más recientes que haya hecho un académico sobre las interrelaciones entre los medios, principalmente, y los movimientos sociales, principalmente aquellos que utilizan la tecnología, Internet y las redes sociales en sus prácticas comunicativas, sociales y políticas. Desde mi punto de vista, se trata de la propuesta más compleja hasta ahora para entender la segunda oleada de movimientos sociales del siglo XX y su relación con los medios. Con el término complejo quiero decir, la que da cuenta de mayores elementos, relaciones y dimensiones del tema de investigación. Que sea un libro reciente, con apenas dos años de vida, le da la ventaja de abordar fenómenos relativamente más nuevos como el impacto de los algoritmos en las prácticas de los movimientos sociales.
El objetivo de Hybrid Media Activism. Ecologies, imaginaries, algorithms es restaurar la complejidad comunicativa de los movimientos sociales mediante un análisis crítico de los ejercicios de investigación y planteamientos teóricos de otros autores provenientes de las más diversas disciplinas, así como de una nueva propuesta conceptual para abordar el fenómeno. Además, el edificio teórico que construye, lo confronta empíricamente con la aplicación sobre los movimientos más importantes en Italia, España y México.
El trabajo de Treré es resultado de 10 años de investigación en los países mencionados. El doctor Emiliano Treré comenzó a estudiar las prácticas comunicativas de los movimientos sociales desde su trabajo doctoral en Italia. Antes de sus estudios de postrado, trabajo como periodista en Madrid, y posterior a sus estudios, viajó a México, donde estuvo entre 2011 y 20116 para analizar el movimiento #YoSoy132, desde la Universidad Autónoma de Querétaro. Lo importante es señalar que a Treré le ha tocado analizar el final de la primera ola de movimientos del siglo XXI, y aquellos de la segunda ola. De ahí que el libro aborde los movimientos La Ola y el 5SM (5 estrellas), de Italia; el 15M, de España, y el #YoSoy132, de México.
El libro realiza una crítica a los abordajes teóricos de otros autores. Primero hace una clasificación de las diversas perspectivas, después habla de las “falacias” teóricas y metodológicas que atraviesas a dichas perspectivas y, entonces, realiza su propia propuesta teórica basada en los tres conceptos que forman el título de su libro: ecologías, imaginarios y algoritmos. Cada uno de los capítulos está dedicado a desarrollar dicha conceptual, al mismo tiempo que los va verificando empíricamente con los movimientos sociales mencionados, principalmente. Aquí destaco el extenso trabajo de campo realizado por el autor: más de un centenar de entrevistas semiestructuradas y grupales, etnografía online/offline, análisis de contenido y observación participante.
El trabajo de Treré es de los pocos que yo conozco que tiene una visión panorámica del área de investigación. Jhon Downing es el otro autor que también se ha dedicado a hablar sobre las investigaciones que atienden relación medios-movimientos sociales, incluso Treré habla de él. Sin embargo, el autor italiano lleva a mejor puerto la organización del conocimiento producido y señala con claridad las carencias en cada perspectiva. Habla de tres visiones: la instrumental tecnológica, la funcionalista, y la determinista tecnológica.
La primera no le da mayor importancia a los medios de comunicación de los movimientos sociales o, en todo caso, los consideran solamente un instrumento para los fines políticos de los actores, plataformas que en nada influyen en el funcionamiento interno de los movimientos ni en la construcción de su identidad. La perspectiva funcionalista tampoco repara en las identidades ni la construcciones de sentido, el único valor que le otorga a los medios es el organizacional; los factores culturales están excluidos desde esa postura. Los deterministas tecnológicos se ubican en el lado opuesto del espectro teórico, pues exageran el impacto de los medios en la democracia y los procesos culturales. Hay deterministas tecno-utópicos, que piensan que Internet y la tecnología mejorarán radicalmente la democracia; hay deterministas tecno-distópicas, quienes afirman que, por el contrario, acabarán con ella.
Treré también propone una clasificación de falacias de carácter teórico y metodológico que atraviesan a las investigaciones de medios-movimientos sociales. Ve una falacia en el dualismo espacial que analiza de forma aislada el mundo online del mundo offline. El autor llama falacia del medio único a aquellos ejercicios que analizan un solo medio y no la red de medios que un movimiento social tiene en su repertorio y utiliza simultáneamente. Define como falacia de lo tecnológicamente visible a lo que padecen los estudios que únicamente ven la superficie de la comunicación de un movimiento social; como la comunicación externa y cuantificable, por ejemplo. Encontramos, además, la falacia technological presentism, que es aquella que cometen los investigadores que se enfocan en el medio de comunicación más novedoso, en el que es tendencia o está de moda. Por último, menciona a la falacia de alternativa a aquella en la que caen los estudios que miran de forma acrítica a las redes sociales, olvidándose de que se trata de corporaciones trasnacionales.
Antes de presentar a detalle su propuesta teórica, Treré construye un concepto que le sirve de puente: práctica. Para él, la noción de práctica es útil para superar los reduccionismos y para explorar cómo los activistas entienden y actúan sobre la ecología de los medios. La práctica, dice, es el resultado del vínculo performativo entre significados, objetos y actividades. La práctica es una constelación compleja donde se interrelacionan un ecosistema mediático donde actúan los movimientos, creaciones de sentido que incluyen construcciones de identidades e imaginarios, y materialidades que interactúan en los procesos de transformación (Treré, 2019, p.17).
La primera sección del libro, Treré la dedica al concepto de ecología de medios. “Una comprensión ecológica de la dinámica de los medios / movimientos reconoce la naturaleza híbrida del activismo contemporáneo. Los activistas navegan incesantemente por la complejidad de múltiples niveles del espacio ciberurbano, haciendo distinciones claras y simplistas entre las dimensiones en línea y fuera de línea, lo físico y lo digital, y las lógicas de los medios viejos y nuevos en gran medida inadecuadas” (Treré, 2019, p. 49). La segunda, a los imaginarios. En ella, primero hace una revisión del imaginario social para, posteriormente, relacionarla con los medios y las tecnologías de la comunicación y, en un tercer momento, establece la conexión con los movimientos sociales, explorando temas concretos como democracia digital y activismo digital.
La última parte la dedica a los algoritmos. En ella, propone el concepto de resistencia algorítmica frente a los cambios mismos del algoritmo y a prácticas nocivas como la desinformación y la manipulación digital. La resistencia algorítmica, para ser efectiva, necesita “un imaginario que visualice los algoritmos de las redes sociales como oportunidades políticas y agentes de transformación, una sólida experiencia técnica y conocimiento sobre cómo llevar a cabo estas acciones políticas de manera efectiva, y un extensa red de perfiles y cuentas de activistas que se pueden activar en cualquier momento” (Treré, 2019, p. 200). Para explicar las estrategias de los políticos y los Estados en materia de propaganda, manipulación, represión y desinformación digital, aborda el caso de México y el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.
El trabajo de Treré, desde mi punto de vista, únicamente es comparable al realizado por Jhon Downing (2016) y al de Fabio Malini y Henrique Antoun (2017). Los tres comparten una temporalidad cercana de publicación, por lo que comparten, digamos, la misma perspectiva en términos temporales. Con Downing, además, lo une el ejercicio de revisión de propuestas conceptuales previas. Sin embargo, hay dos diferencias por las que considero Treré supera na Downing. La primera es que éste aún analiza el problema como un objeto mediático, no como un sistema complejo donde se dan prácticas y materialidades. El segundo rasgo que los distancia es el entramado conceptual para sostener la forma de nombrar la relación medios-movimientos sociales: Treré realiza un esfuerzo mayor y más complejo, desde mi punto de vista.
Con Malini y Antoun, Treré sostiene algunas coincidencias importantes, una de ellas, quizá la principal, es centrarse en el análisis de las prácticas, no solo de los medios. Malini y Treré no trata de construir previamente el concepto de práctica, pero de lo que hablan es de prácticas; le llaman medialibrismo, para ser precisos. Otra coincidencia es reparar en la dimensión cultural del problema; en la obra de los tres autores se habla de significados e identidades. No obstante, Treré amplía la visión al enmarcar las prácticas comunicativas en un ecosistema mediático, mientras que Malini y Antoun no llegan hasta ese punto, al menos en su obra de 2017.
Estamos, por lo tanto, ante el esfuerzo teórico más complejo -holístico, le llama el propio Treré- para abordar el tema medios-movimientos sociales. El edificio conceptual que construye el italiano pone en primer plano a los actores, a sus prácticas comunicativas, sus apropiaciones mediáticas y las condiciones socioculturales y sociopolíticas que los marcan. Pero, además, coloca todos los elementos en un ecosistema mediático amplio. De esta manera, considero, el autor consigue su objetivo, que es enfrentar el reduccionismo comunicativo con el que comúnmente se estudia el fenómeno.
Fuentes
Downing, J. (2016). NANOMEDIOS DE COMUNICACIÓN: ¿Medios de comunicación comunitarios? ¿O de red? ¿O de movimientos sociales? ¿Qué importancia tienen? ¿Y qué importa el nombre? https://p.se-todo.com/doc/23337/index.html
Malini, F. y Antoun, H. (2017). La Internet y la calle: Ciberactivismo y movilización en las redes sociales. ITESO.
Treré, E. (2019). Hybrid Media Activism. Ecologies, imaginaries, algorithms. Oxford: Routledge.